domingo, 3 de diciembre de 2023

De Paul Auster a Rodolfo Walsh

 

Recibo el libro de ‘Yo quisiera ser Paul Auster / Ensayos selectos’, y ya el título me llamaba la atención. Para quienes hemos leído y seguimos la obra del escritor norteamericano Paul Auster, resultaba más que atractivo; especialmente este título del escritor cubano Leonardo Padura. 

El cubano tiene varios premios en el exterior de la isla, y su libro ‘El hombre que amaba a los perros’, le hizo fama mundial, con varias traducciones. Al principio pensaba ¿qué quería ser de Paul Auster?, ¿su escritura’, ¿los temas que aborda?, ¿la fama que lo envuelve?. Su ensayo no estaba dirigido a eso. Lo aclara desde el vamos. Lo que si comienza observando que a Auster, en las entrevistas nunca le preguntan sobre la situación del mundo o de su país. Se remiten solo a hablar (y seguramente será parte de la promoción de las Editoriales) de lo último que está escribiendo, o de sus guiones y si va a volver a dirigir cine.

Y aquí podemos comenzar a ver la sinceridad de Padura: “Pero ya lo saben, no me llamo Paul Auster y mi suerte es diferente. Apenas soy un escritor cubano, mucho menos dotado, que  creció, estudió y aprendió a vivir en Cuba (por cierto, sin la menor oportunidad de soñar siquiera con irme una temporada a París, cuando más ganancioso resulta irse a París- entre otras razones porque no hubiera podido irme a Paris, pues vivía en un país socialista donde viajar (olvidemos por ahora el dinero) requería y requiere de autorizaciones oficiales” (…) pero sobre todo porque como soy un escritor cubano que decidió, libre y personalmente, y a pesar de todos los pesares, seguir viviendo en Cuba, estoy condenado, a diferencia de Paul Auster, a responder preguntas diferentes a las que suelen hacerles a él, preguntas que en mi caso, por demás casi siempre son las mismas. O muy parecidas”. El escritor cubano nos dice que las torres de marfil no existen y que desde hace 50 años la política se vive como cotidianeidad como ‘historia en construcción de la cual no es posible evadirse’. Hace una profunda confesión al decirnos que el ‘Estado, el gobierno y el partido’ van juntos y que detrás de lo político va lo económico y lo social. Algo que cualquier escritor cubano, ya viene forjado desde que comienza a trabajar como intelectual. Leía esto cuando me enteraba que tres deportistas cubanas desertaban en Chile luego de ir a competir en los Juegos Panamericanos 2023.

Por suerte su libro tiene otros temas también que me han llamado la atención. Uno de ellos es el Prólogo a la edición de dos libros de Rodolfo Walsh: ‘Operación masacre’ y ¿Quién mató a Rosendo?, que iban a editarse en Cuba.  El texto muestra la calidad de Padura en analizar y distinguir la obra de un Walsh periodista, y el de ficción (relatos, obras de teatro). Vuelve sobre aquel libro de Truman Capote- 'A sangre fría'- (posterior al libro ‘Operación masacre’) sobre periodismo y literatura. Esto es lo que han aportado como un salto cualitativo. Menciona una serie de escritores que hicieron periodismo y lo han enriquecido con su lenguaje. Entre ellos- aparte de Rodolfo Walsh- está García Márquez y Norman Mailer. Padura no menciona nada del paso de Walsh por Cuba, de cómo descubrió los mensajes encriptados de la CIA, de los mercenarios que pensaban invadir Cuba; menos aún informa, porque se tuvieron que ir todos los periodistas que había creado Prensa Latina, como primer lugar de comunicaciones en la Revolución.

Leonardo Padura es uno de los mejores novelistas de lengua española. Recibió el Premio Roger Callois de la Maison de América Latina en París por el conjunto de su obra. ‘El hombre que amaba a los perros’, sobre  León Trostsky y Ramón Mercader (quien lo asesinó en México por orden de Stalin) fue traducida a diez idiomas, se vendieron los derechos al cine para una película. Obtuvo los Premios Franceso Gelmi di Caporiacco en Italia, el Premio Carbet del Caribe.

sábado, 1 de julio de 2023

Medios y Mediáticos


Habrá que reconocerlos como famosos de la pantalla chica. No a la altura de un Biondi, Balá, La Familia Falcón de los 60 (hablando de entretenimiento), porque las producciones eran otras. 

La década de los noventa- con el uno a uno en el dólar- generó un tipo de producción que permitió por un lado buenos negocios a los reciclajes de Sofovich (Polémica en el bar, La peluquería de Don Mateo, y sus programas de juegos y premios, como los de Susana Giménez). A su vez 'nacía una estrella': Tinelli, con su nuevo formato donde se burlaba en 'la cámara oculta', y tenía su troupe de cómicos de barrio, aparte de viajar por el mundo. Los sociólogos de la TV, tienen buen material para analizar este fenómeno (1). Ese humor que se burlaba del otro, producía la carcajada, ó el alto rating que lograba. De allí deriva en cualquier consultora o agencia de publicidad: cuanto se invierte según los números que mida.

Luego del 2001, el país no estaba para grandes producciones y como siempre había pocas ideas de riesgo. Así que desde los productores se buscaba algo que fuera barato (para invertir) y produjera algún buen negocio televisivo. Tinelli seguía reinando, aparecían 'las entrevistas' como programa de relleno en varios canales (entrevistas a políticos, gente de la cultura, músicos, siempre en un horario muy nocturno). Pero apareció algo que salvó a la TV de ese momento: 'los mediáticos'.

Si bien algunos venían de los 90, otros a través de un programa que ahora es de culto, crecían en fama; Esto fue en 2002 (mientras e país seguía en crisis luego de diciembre del 2001). Marcelo Polino empezó a conducir un programa, con invitados, que se llamaba Zap. Las crónicas de hoy dicen que fue el programa más multado de la TV; aunque hoy sepamos que todo estaba guionado. Allí aparecían Jacobo Winogrand, Guido Suller (y su querido 'Larva', que le cantaba su canción), Ricardo García (pareja de la vedette Adriana Aguirre), Silvia Suller. Por momentos este maganzine de la tarde, se parecía a lo que venía haciendo otra de 'la producción fácil y amarilla', como Mauro Viale. Solo que estos (bautizados luego) 'mediáticos' se encargaban no solo de debatir, pelear en cámara (hasta físicamente), hacer un escrache a una actriz que los criticaba, todo muy sensacionalista. Los otros programas luego se encargaban de repetir esos incidentes que la gente podía creer que eran reales.

En estos días pasaron por 'Volver' (en canal de cable) un ranking de estos mediáticos y otros que supo conseguir (e instalar la TV Argentina). Ese programa era repasar unos 25 o 30 años de la TV, Figuraban allí gente, como en una  'picadora de carne', que es la pantalla chica, no han sobrevivido, o lo hacen a duras penas con algún revival. Estaban: 'Zulma Lobato', 'el hijo de Porcel', Ivo Cutzarida (que luego de aparición mediática con 'corta la bocha', intentó ser candidato político por la zona del noroeste del GBA), 'El gigoló', 'amigacho' (que luego como Ricardo García llegaban a grabar discos y tenían su temporada en Mardel ó Carlos Paz), 'las mellizas griegas'. Aparte de los clásicos mencionados en Zap, cerraba este listado, Ricardo Fort, con su aparición de 'Riki ricón' desde Miami.

Hoy aquel formato de Tinelli, que lo hizo millonario, lo vuelve a reproducir en América TV. Ya no tiene espacio en las producciones del viejo Canal 13. Las nuevas generaciones se aburren y no mide lo que las empresas esperan. Por eso algunos cruzados de la TV (como Jorge Rial, Beto Casella, también productores) se enojan con los jóvenes que dicen que no miran TV, pero consumen otras plataformas (2), que ofrecen las nuevas tecnologías. Hay 'influencers' que tienen 2 o 3 millones de seguidores, y viven de la cantidad de publicidad que allí les ponen.

Carlos Liendro

1/ 7/23

Notas

(1) Así como se estudia los programas de TV durante la dictadura, la música que fue censurada, los libros que se quemaron entre 1976- 1983; Los Noventa tiene mucho para analizar ese 'fenómeno de comunicación en las masas', durante el gobierno de Menem y el ingreso del neoliberalismo en nuestro país.

(2) desde Instagram, canal youtube y las nuevas plataformas de streaming. Estos cambios de mercado se vieron durante la pandemia. Por eso el cine de Hollywood también tuvo que aceptar como generar estrenos de películas.

martes, 20 de junio de 2023

Nuestro 'Ricardo Piglia'

 


La última vez que lo vi a Jorge Paladino fue en un colectivo. Fue cuando íbamos para el Hospital Castex. Él trabajaba como médico en terapia intensiva, y de mi parte estaba en la guardia de los jueves en salud mental. Lo había bautizado como 'Ricardo Piglia', por los lentes, la altura y esa forma de peinarse. Fuimos hablando de teatro, y por ese tiempo me asombraba que no haya publicado en un libro, todas las obras que había escrito. Debió haber sido hace mucho, ya que luego publicaron sus obras completas.

En un documental sobre 'los desaparecidos' y las luchas que hubo en la fábrica Ford, aparece hablando como sucedieron esos acontecimientos, contándolo en tiempo presente. Como siempre esta gente de la dramaturgia, me la presentaban otros escritores de la región de San Miguel. Fui a ver varias de sus obras por los teatros zonales y la Universidad. Era creador de Centros Culturales, como La Caldera. Allí me invitó a dar un taller sobre Bertolt Brecht. Mucho después me enteré que era militante del PCR, pero eso no importaba: lo que ha quedado son sus obras, su teatro comprometido, militante y realista. Escribí para un diario zonal sobre su teatro y sus actores. Por eso cuando relatan que 'era el partido quien debía aprobar sus obras', al principio me sorprendió, pero hoy eso ya no interesa. Seguramente era un intelectual orgánico. Lo real es que produjo y pudo retratar la argentina social y política. 

En ese diálogo del colectivo, le fui contando sobre una obrita de teatro que estaba escribiendo: era Gardel en New York, luego de haber firmado para la Paramaunt, ayudando a sus coterráneos y cantando 'Lejana tierra mía'. Eran los que habían escapado del Golpe de Uriburu contra Yrigoyen en 1930. Colocaba a un Gardel solidario con sus compatriotas y con culpa, luego de haberse dado cuenta que pasó después de ese primer Golpe militar. 

No era la primera vez que escuchaba que los médicos van a internarse a los hospitales donde trabajaron. No quería que lo visitaran. Estaba en oncología. Por medio de una colega, traté de indagar su estado, pero respetaba lo que había pedido. Luego me llegó la noticia, por gente del campo de la literatura. Hoy con las redes es más fácil transmitir una noticia. La difundí entre los que lo conocieron y los que no. Un dato de whatsAap me había llegado con el título: "Jorge Paladino, Hasta la victoria siempre!, pero no atiné a ver que lo enviaba gente del PCR. Y cuando lo difundí alguien me objetó esos símbolos; creo que me molestó bastante, pues también eso demostraba la limitaciones de esa clase de gente que creer ver más lo ideológico que arte (seguramente ese tipo no sabía quien era Paladino). Lo importante es que sus obras de teatro han tenido trascendencia y se seguirán representando.

Carlos Liendro

viernes, 19 de mayo de 2023

ESCRITOS SOBRE 40 AÑOS DE DEMOCRACIA


 (UN ADELANTO DEL LIBRO QUE APARECERÁ EN DICIEMBRE: ESCRITOS SOBRE 40 AÑOS DE DEMOCRACIA)

PROTO- PRÓLOGO

Fue en la Feria Internacional del Libro del 2023, donde a través de una exposición de fotos, pude comenzar a pensar que habían transcurrido 40 años de democracia. Habíamos llegado a 1983, cuando hubo elecciones libres, después de Malvinas. Esa era una de mis tesis: la democracia se la debemos a los jóvenes que murieron en las islas. De no haber ocurrido esa derrota, Galtieri hubiera marchado en un caballo blanco por Puerto Argentino, con Menéndez formado en primera fila. El militarismo en Argentina siempre estuvo. Agregaría más: la organización del país, desde Roca (en el siglo XIX) se hizo con el ejército. Mitre dejó esa huella, para conformar esa idea militar de patria junto al modelo agroexportador.

Tres hechos de ‘masas’, debo decir que me han marcado. Pertenezco a esa cantidad de argentinos, donde los acontecimientos del 24 de marzo de 1976, no me afectaron en ese momento. ‘Estábamos en otra’, como se dice comúnmente. Pero el Golpe de Estado, comenzó a mostrar lo sanguinario de su planificada máquina de torturar, matar y hacer desaparecer personas. Luego del Mundial del 78 pude comenzar a entender qué estaba sucediendo. Una serie de informaciones del exterior (en revistas, panfletos) hicieron que pueda ir tomando noción de lo que sucedía. En 1979, cerraron la Universidad de Luján, en la que estaba estudiando y creo que ahí ya no era solo la conciencia política, sino un inicio de la militancia. Uno tampoco tenía conciencia de qué riesgos se tenían en las asambleas estudiantiles. Eran mínimos comparados con los que fueron desaparecidos. Allí conectamos con muchos grupos clandestinos de estudiantes de  la UBA, donde había comenzado a estudiar  otra carrera en paralelo. A su vez nos fuimos conociendo muchos referentes de la cultura, para que firmaran una petición contra el cierre de la UNLu. El que más recuerdo, porque hemos charlado en su casa, fue la de Elías Castelnuovo.

Ese Mundial de fútbol de 1978, me hacía ver por primera vez- y no tenía aún las palabras teóricas- la manipulación de masas. Desde el poder de un gobierno, los Medios de comunicación y la plasticidad de las emociones de la gente, se logra el manejo de una forma de pensar. El fascismo y el nazismo europeo fueron eso, luego de las crisis económicas. A su vez en el avance de los estudios de aquellos que fueron contemporáneos, no solo se analizaba desde la economía, la política, la sociología: se agregaba la fuerza de todo lo emocional desde un psicoanálisis que justamente analizaba a las Masas. 1979, fue otro claro ejemplo. Desde los Medios se alentaba a que la gente fuera a decirle a la comisión de Derechos Humanos, que los argentinos ‘éramos buenos’: éramos 'derechos y humanos'. Mientras ya los organismos internacionales del mundo clamaban con nombre y apellido de los miles de detenidos y que no se sabían dónde estaban. Luego vino Malvinas- esa fuga para delante de los militares- cuando su plan económico (llevado adelante por Martínez de Hoz) ya no funcionaba. Lo que más recuerdo de ese tiempo, era que unos días antes, la Plaza de Mayo se había llenado reclamando por las condiciones que estaban atravesando los trabajadores. La represión no se hizo esperar, así persiguieron y cazaron periodistas, estudiantes, y a aquellos que estaban realizando la marcha. La primera durante ese gobierno militar. El país se había vuelto insostenible. En secreto se hacía esta jugada de  tomar las islas. Otra vez la Plaza de Mayo de llenaba de gente y aclamaban al dictador Galtieri. Esta junta militar se había autoconvencido, de que por hacer bien los deberes en haber mandado militares a Centro América, para enseñar técnicas de tortura y asesinatos, iban desde el Norte a mirar para otro lado. Algunos hasta especulaban que iba a suceder con lo que pasó con Nasser cuando tomó el Canal de Suez. Ahí Estados Unidos evitó que Inglaterra interviniera con sus fuerzas militares para retomar esa región. Esa era su creencia, junto a toda su estrategia de reuniones, y los pactos de guerra. La alianza del Atlántico (entre Inglaterra y Estados Unidos) estaba por arriba de cualquier convenio entre americanos (del Sur, del Centro y del Norte).

Por eso nuestra generación nació con la Primavera de 1983 (como para otra generación había sido ‘la primavera del 73’ con el retorno de Perón). Se empezaba a saber mucho más sobre el asesinato de jóvenes argentinos en los campos de concentración, empezábamos a conectarnos con el mundo y la gente había votado por un abogado que nos recitaba el Preámbulo de la Constitución, mientras otro quemaba un cajón en la ‘9 de Julio’. Esas imágenes definieron a muchos indecisos. Ese 30 de octubre, luego de saberse los resultados, nunca olvidaré que bailamos y cantamos, entre tantos jóvenes, por la avenida Sarmiento arbolada, que había sido cortada. Miraba hacia esa noche estrellada, abrazado al cuerpo de una mujer, y para mí empezaba otra nueva etapa que había que construir en el país.

Carlos Liendro

martes, 21 de marzo de 2023

Volvieron a destruir una escultura

La Rotonda de Grand Bourg tiene los bustos de Eva y Peron. Se conservan en muy buen estado. En otros tiempos (después de 1955), los hubieran arrogado a la calle y los habrían destruido con alguna maza. El odio era lo que manifestaban en forma directa las clases dominantes, después del bombardeo de Plaza de Mayo.

Era toda una novedad para la región, colocar un busto (o escultura como he leído que se titula en otros lugares) en la Plaza de San Miguel (en el Gran Buenos Aires). Lo había votado el Concejo deliberante del Municipio por 2007. Alguien me comentó que lo había destrozado y lo recompusieron volviéndolo a colocar nuevamente.

Para los que no pasamos muy seguido ahora por la plaza de San Miguel y que solo estábamos acostumbrados a la estatua de Sarmiento, que según un niño (hace mucho tiempo me contó), el prócer sanjuanino, se está preguntando "quién le sacó la escalera"; fue una sorpresa ver el busto del dr. Ernesto Guevara, más conocido como 'el Che'. Asesinado en Bolivia en 1967.

Los vándalos que volvieron a destruir la escultura, creen que es una forma de asustar, de hacer perder la memoria de la gente. Tal vez estas bestias impunes, esperan un busto del 'bulldog' que fue intendente, y que junto a unos 'carapintadas', se rebeló a la democracia en el gobierno de Alfonsín. 

Guevara será reconstruido nuevamente, porque como decían aquellas palabras: "podrán cortar las flores, pero no detener la primavera"

Carlos Liendro


 

domingo, 29 de enero de 2023

'Los Chalchaleros' de California

 


Si me preguntan porque les digo 'Los Chalchaleros' de California, es porque como nuestro grupo salteño, comenzaban a despedirse, pero no terminaban nunca. Solo la muerte de un integrante, parecía que podía detener tantos kilómetros que habían recorrido juntos. Hace poco supimos de la muerte de David Crosby, con 80 y pico de años. Estos ídolos de la música nos parecen que van a ser eternos. Cuando vinieron a hacer un recital en la Argentina y cantaron en el Luna Park, no los fui a ver. Como tampoco fui a ver a Sting, cuando vino a tocar en el Arena, cerca de la Panamericana, por unas de las salidas de Grand Bourg. Tal vez no me gusta verlos viejos, medios pelados y panzones, haciendo malabarismo con la voz, para llegar a los tonos altos que ahora no pueden llegar. Prefiero seguir escuchándolos en CD, o ahora en youtube.

Los conocí de dos maneras. Una: en la canción de la película 'Melody'. Dos: los venía escuchando en las repeticiones de Woodstock, que veíamos en los cines de Belgrano. Pero nunca los había asociado. No conectaba que ese tema que habían grabado Crosby, Stills, Nash, and Young, eran los mismos de aquel gran Festival de rock de 1969. La canción de la película era 'Enseña a tus niños', y sonaba en un aire folk, con guitarra slide.

Así como Grand Bourg, tenía a la presidenta del club de fan de Lito Nebbia (ahora actualizado por el Presidente Alberto); CSN&Y (sigla con la que se conocía a los 4 trovadores) tenían un fan total, porque tenía todos sus discos. Y hasta creo que aprendió a tocar la guitarra influenciado por ellos, antes que por cualquier folk vernáculo. Las veces que pude ser invitado- como en una secta o en un grupo de iniciados en una religión secreta- me asombraba su trato con los discos de vinilo. Nadie podía tocar esos discos. Solo él iniciaba el rito como un sacerdote pagano, apoyando el brazo del tocadiscos y explicando las canciones. No sabía mucho de inglés, pero podía onomatopoyeticamente, hacer un falsete y llegar al tono de lo que cantaban. Concluida la comunión folk, invitaba a sus acólitos (que admiraban este tipo de música) a otra sesión en forma reservada: aquel que no comulgaba, no lo invitaba más.

En los 80, luego del asesinato de John Lennon en New York, la policía de California,  detuvo a David Crosby, por exceso de velocidad. Cuando lo querían interrogar, lo único que repetía era: "Lennon, Lennon", mientras lo sacaban del auto borracho, con un arma que llevaba en el auto.

jueves, 22 de diciembre de 2022

'Los locos de las alturas'


"Los locos de la azotea", son los primeros en ser bautizados con estas características. Fue en el década del 20, del siglo pasado, cuando una serie de amigos subieron a un techo y trataban de orientar lo que se conocía como radio galena. Fue una de las primeras experiencias en Medios de comunicación: la radio. Pero el término 'loco' (s) fue utilizado en otras situaciones que irrumpen el cotidiano común de la gente. Crónica TV, desde sus inicio- y con sus carteles de fondo rojo- era quien nos ilustraba sobre algún 'loco de algo'. Por eso cuando utilizó el titular: 'el loco del Obelisco', se refería a alguien que había trepado al símbolo mayor de CABA, a fin de manifestarse. Tuve oportunidad de conocer al 'loco del Obelisco', en el Hospital Borda, cuando fue de visita, aclarando que no lo enviaron allí, sino a un centro de drogas. Solo explicó porque pudo, pasado un tiempo, entender qué había hecho y cuáles eran las presiones que tenía en esos momentos.

Por San Miguel, también los diarios de la región titularon  'el loco del martillo'. Era un individuo que había salido con un martillo a golpear la casa de una familia, donde creía que estaba su mujer. También se había difundido por el canal local, y el pánico empezaba a cundir, si 'el loco' estaba suelto. En Grand Bourg, hubo un video que se hizo viral, donde bajaba un joven, a golpear el parabrisas de un auto, hasta destrozarlos, con un bate de beisbol. Por supuesto que fue bautizado: 'el loco del bate de beisbol'. Hasta aquí los Medios actuales y su clasificación de la locura violenta; pero la locura no es solo eso. Existen otros tipos de locuras, que a veces la psiquiatría clasifica mal. Son aquellas que tienen que ver con la alegría, el entusiasmo y por qué no la curiosidad (que necesita ser contenida, pero no apagada). Una curiosidad de mirarlo todo, desde otra perspectiva (más amplia, más general), para luego vislumbrarse.

En estos días de fervor por la obtención de la Copa Mundial de Fútbol, después de 36 años y de muchas frustraciones en Brasil, Estados Unidos, donde quedábamos segundos; la gente salió a festejar en las calles y en las plazas de sus pueblos. Rápido los móviles de TV, no solo enfocaban la gente que se acumulaba en la 9 de Julio, sino los que subieron al Obelisco. 
En nuestra querida Rotonda de Grand Bourg, también hubo algarabías y muchas ganas de tener un poco de alegría, en este país que parecería frustrarnos todos los días. 
Por eso apenas terminado el partido Argentina- Francia - luego de sufrir como un Argentino más- fuimos a ver como se juntaron en el centro de Grand Bourg: su 'rotonda'. Y allí estaban los que se subían a los árboles, los que subieron al mástil de la plaza, los que miraban desde una terraza, o un balcón: para tener una mejor percepción de todo lo que estaba sucediendo, con la llegada de la gente y sus familias, los chicos, la espuma que se tiraba (como en un gran carnaval o una gran fiesta de todos), los que cantaban, dispuestos a tener una inmensa alegría para sentirse parte del todo, en algo que nos una. Para muchos es una experiencia religiosa, para otros es una necesidad de sentir al otro feliz, disfrutando, viendo que puede gozar de algo que le puede dar entusiasmo a su vida.

Carlos Liendro