Cuando llegué a Grand Bourg desde Capital, en la esquina de mi nueva casa, estaba el almacén de Santina y Pierino. Lo que más recuerdo que era cerca de fin de año y con las fiestas encima ese lugar estaba lleno siempre. Creo que en los años que llevaba viviendo en Grand Bourg, no sabía que ese matrimonio de italianos, que habrán llegado, como miles de inmigrantes, en barco a la Argentina, tenían un hijo que se llamaba Mario.
Después de irme y volver al barrio, lo empecé a conocer más. Tenía ese aire ya con más de 50 años, de Nicola di Bari. Hasta le decía que se conservaba mejor que aquel cantante italiano, que admiraba por la canción 'Trotamundo', y que llegaba al país cantando descalzo, con ropas a lo Paul MacCartney del 69. Mario se comenzó a juntar con nosotros, los fines de semana para jugar al fútbol, en una canchita de cemento a una cuadra de su casa. No nos quedó ningún registro en fotografías de aquellos partidos, donde Mario era el imbatible arquero. Allí charlamos más, y creo que se nos pegó de aquel mundial de Italia: ¡Forza Italia!, que le gritaba cuando lo veía caminando por la calle. Se daba vuelta y con ese saludo romano levantaba el brazo repitiendo ¡Forza!
Siempre lo veía en la esquina de la parada del colectivo, casi enfrente de su casa, o en la otra parada de la ruta 197, cuando volvía del trabajo. Era un trabajador, como esos miles de tanos que vinieron a hacer grande al país, con su cultura del trabajo. Nunca supe si padeció la guerra, como historias que conozco de aquellos que llegaron de la Italia desvastada a partir de 1943.
Con la cantidad de amigos Italianos que fui conociendo, me enteré que Argentina es uno de los lugares que más inmigrantes llegaron y que eligen, para toda América Latina, ante el parlamento italiano, sus senadores y diputados. Eso lo vi por el sur del Gran Buenos Aires, cuando había carteles que postulaban a candidatos como Gino Reni o una de las hermanas Calabró. Uno de los que llegó a senador fue Claudio Zinn (médico) que estuvo varios años en ese cargo (y que tiene un nombre de hospital, en el municipio de Malvinas Argentinas). También existen cónsules en zonas de Argentina, donde hay ciudadanos italianos. Por eso le había propuesto que lo postularíamos como representante de Grand Bourg o Malvinas, como Consúl. Él se reia, pero le decía que ante tantos personajes que irrumpen en la política, era un buen candidato. Simplemente un tipo trabajador y honesto.
Hace poco, primero su nieta y luego su hija me informan que Mario había fallecido en abril. No sabía nada, y creo que menos la barra de fútbol que nos juntábamos a jugar en aquella esquina.