jueves, 21 de julio de 2022

El día de la inauguración.


 

¿A qué hora llega Cristina?, preguntaba una señora muy mayor, canosa y con un bastón, mientras se acercaba a la estación. A las 10.30 habían citado a todos los que quisieran estar en la inauguración y había gente esperando por un lugar, que nunca abrió las puertas. Frente a ese lugar comenzaron a llegar más policías, y por momentos había más tipos de azul, con escudos y todo, que gente. También había tipos de civil, y ya estaba confirmado que llegaría el presidente de la Cámara de diputados de la nación, pero dentro de una hora.

En las otras salidas de la estación también había policías femeninas que caminaban por fuera y marcaban los lugares por donde se podía circular. Desde una de las entradas- que también tenían una especie de persianas bajas, se acumulaba más gente e iban llegando las autoridades locales. Se los distingue por los zapatos lustrados, una camisa planchada y un saco crema o azul; con el pelo corto y organizando a la militancia, mientras hablan serios, como indiferentes por celular. No había mucho nerviosismo, todo estaba bajo control. Ese grupo que iba llegando, mujeres teñidas de rubio, con ropa de fiesta, fueron los primeros y únicos que entraron. Había que armar la tribuna.

Por eso para los que no pudimos entrar a la estación y tener cerca a los funcionarios (tal vez porque no estábamos acreditados) solo pudimos escucharlos por los altoparlantes, desde la vereda, donde están las paradas de colectivos. Era interesante escuchar a los pasaban y las cosas que decían. Una mujer mientras se escuchaba el discurso de algún funcionario les gritaba: ¡Pongan más médicos en las guardias!...tanto lío por la inauguración de una estación!; los que estaban escuchando en otra parte de la vereda, comenzaron a silbarla y pedirle que se calle. Así sucedió con varios que pasaban caminando, y que al enterarse quienes hablaban huían más rápido y decían algún chiste escéptico.

Fue una pena que en medio de este acto tan esperado, no hubieran puesto pantallas para que los que estaban (quedaron) afuera pudieran verlo, ya que hubo bastantes personas- en su mayoría muy mayores- que apenas podían escuchar. Ellos estaban cerca de una combi que tenía un equipo de televisores y que apenas se podía ver. Intentaron remontar un ‘drone’, pero no despegaba, y muchos del personal técnico, se entretenían, buscando la forma de hacerlo funcionar. A veces la tecnología falla.

Tanto el ex intendente como el Presidente de diputados, recurrieron a discursos emocionales. Recordaba uno, su infancia en Grand Bourg, su escuela, el negocio de su padre que estaba cerca de la estación. El segundo retomaba esas palabras emotivas y le agregaba la parte que había venido a decir: dar un servicio que se había interrumpido y que era la séptima estación que inauguran durante este gobierno en Malvinas Argentinas. El dato es cierto, ya que las obras habían sido interrumpidas durante el gobierno de Macri y no continuaron, pero nunca dicen nada de cuánto se gasta y cuál fue el presupuesto dado a las empresas que hacen las obras. Toda esa postergación generó las condiciones con las que tuvieron que  padecer y sufrir los verdaderos usuarios del tren Belgrano. Al fin y al cabo allí había en su mayoría funcionarios provinciales y municipales, mucha tercera edad, gente de la Cámara de comercio de Grand Bourg, periodistas que escriben siempre buenas noticias, donde todo está bien (y después se enojan si uno les pregunta cuánto tienen de pauta del Municipio) en este nuevo country que es Malvinas. A este encuentro le faltaba el mayor símbolo peronista, cuando todo es una fiesta: no había puestos de choripán y menos el bombo,  para terminar de sacar la alegría.

La conclusión es que fue un acto del Presidente de la Cámara de diputados, con la excusa de inaugurar la última estación del Belgrano (en las otras inauguraciones había estado Alberto y Kiciloff); estaban los que tenían que estar para la foto. Al ver a dos de estos funcionarios juntos, y luego de sus discursos de promesas y esperanza, siempre pienso cómo surgen: de dónde vienen. Ambos oradores, están muy enlazados, en estructuras familiares, que ya tiene recorrido en la política (uno en Malvinas y el otro en Tigre). Desde allí los alientan y estimulan para que sigan subiendo, lo demás lo hace el partido. Me volví caminado, y pensando en esa mujer que esperaba- en toda su inocencia-  que llegara Cristina.

Carlos Liendro